Los frutos secos contienen fibra, que ayuda a reducir el colesterol. Numerosos estudios han evidenciado la importancia para la salud de su consumo diario y los beneficios específicos para el corazón, y el sistema circulatorio en el contexto de una dieta equilibrada. Estas propiedades saludables se basan en diferentes componentes bioactivos.
Sus grasas protegen frente a la aparición y desarrollo del aterosclerosis, debido a la ausencia total de colesterol y a su capacidad para disminuir el colesterol sanguíneo total.
Este efecto, ya de por sí beneficioso, se añade el hecho de que consumirlos mantiene o incrementa de forma ligera el colesterol HDL («el bueno»), por lo que el riesgo cardiovascular total disminuye.
Ricos en fibra, proteína y minerales
Los frutos secos contienen vitaminas E y B. Son buena fuente de proteínas que destacan por su riqueza en arginina. Este aminoácido da lugar a la formación del óxido nítrico, compuesto que favorece el buen tono muscular en la pared de las arterias al facilitar su dilatación y disminuir el riesgo de hipertensión arterial.
El aporte de minerales es notable, especialmente en manganeso, cobre, magnesio, potasio, cinc y selenio, este último notablemente abundante en las nueces.
Por ejemplo, las almendras destacan por su contenido en calcio, que las convierte en un alimento alternativo a los productos lácteos. 60 g de almendras proporcionan 150 mg de calcio, tanto como un vaso de leche, y aportan el doble de proteínas que un yogur.
Entre ellos están las avellanas, nueces, semillas de auyama, girasol, merey, pistacho, maní, almendras, anacardos, castañas, entre otros más.