COLUMNA EL ENFOQUE DE CEBALLOS
Análisis político, ético y legal, elaborado por Óscar Ceballos. Abogado UCV. Politólogo MD Especialización en Administración Pública. Ohio University Athens Ohio. Ex Inspector de Tribunales.
Sigue vigente el libro de Pierre Accoce escritor y periodista francés quien escribió el libro que aún conserva vigencia contemporánea sobre “Aquellos Enfermos que nos Gobernaron” sólo faltaría añadirle a aquellos enfermos que nos gobiernan.
En sentido general el suscrito se refiere a todos los gobernantes de naciones del mundo, donde existen gobernantes en diversas sistemas, como los comunistas capitalistas, los religiosos políticos, los populistas, autócratas y dictaduras semi democráticas, que siguen gobernando a países del mundo, pero que sus gobernantes tienen como sustrato una discapacidad física o psicológica que serían limitantes para gobernar, sin embargo ello no les ha impedido gobernar. Algunos en forma admirable y a otros en forma trágica y miserable, por las resultados de sus gobiernos. Este hecho patológico físico o mental en los gobernantes, nos revela de como el instinto atávico de dominio natural del hombre, supera a sus propias patologías o limitaciones y se impone por encima de sus propias incapacidades. Pierre Accoce el Periodista francés señala entre esos gobernantes enfermos o discapacitados que nos gobernaron están los gobiernos de Hitler de Mao Tse Tung, Roosevelt, Wiston Churchill, y habría que incluir a los gobiernos de Francisco Franco, Idi Amin de Uganda, también al relevante gobierno del Emperador Caligula, el más antiguo y bizarro, el gobierno de Stalin, de Hussein, el de Filipinas.
En America Latina, la dictadura de Castro, la de Somoza, la de los Stroessner, Duvalier, Leonidas Trujillo.
Existen otros gobernantes como el de Pinochet y muchos otros gobernantes de Latino America, que no tuvieron discapacidad física, pero que el resultado de sus gobiernos fueron un desastre. Si bien no tenían una discapacidad física visible, podría considerárseles como “tocados” por alguna patología psicológica, que el poder de “gobernar” compensaba, usando para mantenerse en el poder cualquier medio, sin fronteras legales ni éticas, donde el ejercicio del poder pierde el pudor, la vergüenza y la ética, en una suerte de aparición de un atavismo ancestral en pleno desarrollo tecnológico, científico y cultural.
El atavismo es una conducta humana ancestral de dominio, o regreso de la forma o primitiva de gobernar.
Es una especie de convicción de que el poder es su pertenencia, el cual ejerce por la fuerza que combina y desarrolla con todas las habilidades y medios para permanecer gobernando.
Los gobernantes llegan, ejercen y aspiran el poder, según Thomas Hobbes y Rousseau como producto del “estado natural” del hombre, según Rousseau y Thomas Hobbes. Esta condición atávica es considerada por las ciencias sociales y los avances científicos como una condición natural y primitiva del hombre. Se habla sobre un gen atávico que ha sido identificado y aislado en gobernantes enfermos mentalmente, lo curioso de todo esto es que la sociedad, muchas veces lo percibe como un signo de inteligencia, valor y carisma. Sobre esta condición del hombre natural, hay muchas teorías sociológicas, psicológicas y científicas, no necesariamente concluyentes y definitivas.
El suscrito solo empleará la hipótesis operacional o pragmática del hombre ante el poder, como forma de dominio, pero referido al poder político, ya que existen otras formas de “gobernar” del hombre en los múltiples escenarios del andamiaje social del hombre. El suscrito intenta probar que el atavismo del hombre se impone por encima de su discapacidad y no necesariamente sobre la ley, porque ella sólo requiere la nacionalidad y una condición etaria, la edad. El suscrito argumenta y sostiene con ello, es que el concepto libertario del hombre, no es regulado prácticamente sino teóricamente, para ejercer el poder.
Es decir, no existen condiciones para aspirar el ejercicio del poder político, sino las antes dichas sobre la nacionalidad y la edad. De hacerse así, se evitarían patologías físicas y mentales para gobernar y no estuviéramos hablando de los enfermos que nos han gobernado y nos gobiernan actualmente. Actualmente se ha replanteado la exigencia de estos requisitos para evitar gobernantes, gobernando con patologías físicas y mentales, pero su acuerdo no es ni médico, ni legal ni ético, sino político.