Celestino Aponte.
La humanidad se prepara para celebrar, en las semanas y días próximos, la natividad del niño Dios. Momento para la solidaridad, el abrazo en familia y la adoración al hijo de Dios. Al menos esa es la visión de millones de cristianos dispersos en el planeta que compartimos plenamente.
Sin embargo, los venezolanos podríamos recibir tan esperado momento afligidos por dos hechos dolorosos: la migración de más de ocho millones de ciudadanos, hijos, hermanos, padres amigos y la consecuencial separación de familias. Y, por si fuera poco, la tragedia humana, social y política que es la cercenación de la libertad para más de un mil (1.000) presos políticos. Venezolanos inocentes, injustamente despojados del preciado bien que es la libertad.
Más de un millar de presos de conciencia, vale decir, sin haber cometido delito. Presos por opinar distinto, por disentir, por protestar contra la injusticia e incluso por el «delito» de ser familiar, madre o esposa de un activista político. Entre ellos más de un centenar de féminas. Algunos de ellos, desaparecidos, sin derecho a la defensa y confiscados sus derechos constitucionales y humanos. Violentada la dignidad humana.
Dadas estas circunstancias nos permitimos exigir a las autoridades venezolanas la inmediata libertad de todos los presos de conciencia. Navidad sin presos políticos es nuestra consigna.
Ciudad Guayana, 28 de noviembre de 2025.