La Buena Fe y la Ética en Política se presume, pero no existe en Revoluciones

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Análisis político, ético y moral elaborado por Óscar Ceballos. Abogado UCV. Politólogo MD Especialización en Administración Pública. Ohio University Athens Ohio. Ex Inspector de Tribunales.

El desempeño del hombre y su personalidad en la vida política, dependen o están yuxtapuestas por la ética y la cultura. A su vez la cultura del hombre está conformada por su religión, su costumbre, experiencia y circunstancia, lo que hace para cada quien una forma individual, o cosmovisión del poder político, de la vida y del mundo.
No es lo mismo, el ejercicio del poder, por un sacerdote, por un futbolista, por un boxeador o por un militar. Mucho más, en el ejercicio del poder politico, si la cultura no ha “moldeado” al hombre en términos de su actitud y su personalidad, no habrá intención que valga.


El ejercicio del hombre en el poder político, será “de acuerdo a su cultura y su ética” este sintagma de palabras es lapidario y conclusivo.
La cultura, experiencia y vivencia hacen la convicción del hombre, es decir, el cómo él ve y cómo siente el poder, la vida y el mundo, pero si no tiene una cultura y convicción, su desempeño podrá ser, fatal, trágico, ridículo o sublime.

La convicción sobre la idea de la Justicia, la igualdad, el respeto al adversario, el desarrollo económico y social del hombre, no estará probado ni será suficiente, con izar una bandera, gritar libertad y lucha contra la corrupción, en un estado puramente emocional, para sintonía popular.


El líder deberá tener una convencimiento positivo, respetuoso y democrático total, que lo conduzca a una toma de conciencia. Thomas Hobbes, Jacques Rousseau, desarrollaron la Hipótesis de que el hombre tiene y conserva un “estado natural”, los psicólogos, los sociólogos y otros intérpretes de las ciencias sociales, parecen estar de acuerdo, de qué el hombre aparece en el escenario de su vida, en un estado natural y esta condición comporta ser, un animal social de carácter territorial y dominante, entre su misma especie y con otras especies de animales inferiores. Una de las razones más cercanas a entender, este sintagma de palabras, es que el hombre es un ser perfectible, pero que actuará de acuerdo a su conducta y convicciones.

Otra teoría es religiosa y asume, que el hombre es la imagen y semejanza de su Creador, lo que implica, que el hombre es potencialmente un semi Dios bifronte. Es decir, tiene las dos opciones será bondadoso o malvado, constructivo o destructor, pero basado en sus creencias y convicciones.
La cultura y convicción podrían generar, un proceder bueno o malo, moral y ético, en el ejercicio del poder político.
El sacerdote estará centrado en la fe y la compasión, el boxeador estará concentrado en “dar y no recibir” golpes, y el militar se concentrará en uno doctrina de “mando y obediencia” con razón o sin razón, en el desempeño del poder político.

Para que un líder político en el ejercicio del poder, sea ético, no basta con enarbolar el cumplimiento de la ley, ya que la ley no prohíbe ni autoriza la ética, la ley simplemente demanda su cumplimiento. Mientras que la ética es un estado espiritual existencial, de actuación autónomo, libre y voluntaria, sin sanciones. El Derecho tiene un carácter obligatorio y sancionador, no exige ética para cumplir la ley, sino obligación pura y simple.
La ética viene siendo un estado superior espiritual del hombre en el cual conjuga la diversidad, el ideal libertario y su individualidad, en una especie de silogismo e interpretación dialéctico, pluralista, donde no discrimina ni rechazan a las minorías o disidencia. En revoluciones y dictaduras eso es simplemente imposible. Este estado de la vida, que es la ética es el último peldaño de la vida, por alcanzar, que es equivalente a ser un Maestro de si mismo y de los demás.


Dentro de un imperativo categórico de reflexión y satisfacción espiritual.
De manera, que no es fácil que un boxeador, que un militar, que un bufón o cualquiera de nosotros llegue fácilmente a ese último peldaño de la vida que es la ética y la buena fe en el ejercicio del Poder Político y se nos exija ética y respeto democrático.


Los liderazgos políticos tienden a consolidarse más con las emociones que con las razones, pero si logran el equilibro entre las emociones y las razones, su posición permanecerá. Sino será un fracaso vergonzoso de represión y corrupción.


La razón pura o expresada en términos académicos, para los dictadores, suele ser rechazada, por ser aburrida y fastidiosa, mientras que la emoción, suele ser aceptada en forma casi inmediata y sin prejuicios y engañosa.
El líder político que logre el equilibrio entre la razón y las emociones podrá decirse que tiene un liderazgo consolidado y casi perfecto, tanto de la sociedad como la de sus propios adversarios.
De manera, que quien lidera con emociones y con carismas solamente, no garantizará la ética en el ejercicio del poder político, porque adolece de la razón y tendrá un “techo de cemento” .

Reitero, la ética no sólo es un cumplimiento de la ley, no sólo es un cumplimiento y sintonía del ser y el deber ser, la ética tiene un carácter axiológico, antropológico y ontológico, porque es una condición un estado espiritual del ser, a desarrollar en los peldaños o fases de la vida.
Algunos logran alcanzar la ética más rápido que otros.
Se pudiera especular y hacer hipótesis de que el equilibrio entre la razón y la emoción es el estado perfecto del líder político o del hombre, en su vida personal, familiar y social, pero no es así, porque existe una “tercera vía” que no es ni ética, ni legal, ni de absoluta buena fe, ni puramente racional, el pragmatismo, emerge cuando la razón, la emoción y la ética son imposibles de lograrse con acuerdos y hojas de intenciones.


En la sociedad existen centenares de intereses políticos, económicos, religiosos, deportivos lo cual es realmente un desafío, encontrar un punto equidistante o de equilibrio para gobernar, dentro de esa dinámica y esa tarea se le hace más difícil a quienes no han sido moldeados por la cultura, porque no tendrá ni cultura ni ética.


El suscrito se refiere a la cultura democrática, al pluralismo de ideas,al respeto a la opinión individual y social, sobre los asuntos de la Nación, sin intolerancia.
De manera que jamás podríamos ser sorprendidos, si el “líder” resultó un corrupto, un represor, un dictador, un bufón, o un corrupt, porque sus bases eran bases de naipes.
Enterremos a quien la historia no ha absuelto sino condenado y que su entierro sirva para no repetir la historia.

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