La ruta de la seda China en Perú una seda tejida políticamente

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La cumbre del Asia Pacífic Economic Cooperation (APEC), que se celebra en Perú, es la mayor plataforma mundial, alguna vez utilizada por China, para lanzar un mega proyecto portuario en América Latina con la cual hace una gran inversión temeraria, más allá del Continente Asiático, sede y epicentro del gobierno Chino. Este mega proyecto portuario Chino en América Latina, tiene diferentes lecturas:

El suscrito analiza esta infraestructura China, desde el punto de vista geopolítico e intenta demostrar como China intenta conquistar espacios geográficos en el mundo, con el fin de consolidar una hegemonía económica y tecnológica para luego consolidar sus apoyos políticos a nivel mundial, en el hemisferio occidental. El suscrito cree que la llamada “ruta de la seda”

China va más allá de un simple intercambio comercial de cabotaje, sino que ello plantea un acto de desafío político, no sólo a la primera potencia económica del mundo, sino también un enfrentamiento total al mundo occidental, en términos económicos, tecnológicos y políticos, incluyendo Europa, África y  Australia, en una especie de guerra económica fría la cual sería la herramienta, para obtener el apoyo político para China, en los organismos multilaterales regionales y mundiales, en contra del mundo libre occidental.

La inversión China de casi 4.000 millones de dólares, de comienzo, es algo más que la simple instalación de un puerto de carga y descarga de contenedores. Ello representa un reposicionamiento político audaz en términos económicos y tecnológicos por la geopolítica China, en el hemisferio occidental, especialmente en América Latina. El mega proyecto portuario Chino persigue también, el desarrollo de una ciudad satélite alrededor del puerto los cuales estarán, bajo el control absoluto, su funcionamiento y administración por parte del gobierno de China.

Todo parece conducir que se va a construir un enclave de poder económico, tecnológico y político a largo plazo, en Perú, como parte de la expansión China, dentro de la llamada “Ruta de la Seda” a nivel mundial. Son varios los proyectos de infraestructura que China ha venido desarrollando en África, parte de Europa y ahora en América Latina.

La falta de una política de inversión en infraestructuras económicas por parte de USA, país que sólo se ha concentrado en la explotación de recursos fósiles no renovables o commodities y no el interés  económico estable en América Latina, desinterés el cual se conoce despectivamente como el “patio trasero” de los Estados Unidos, situación que ha permitido que los gobiernos de América Latina experimenten un giro político hacia potencias mundiales, lejanas a nuestro Continente y a sistemas de gobiernos ajenos al hemisferio occidental.

Este desinterés tecnológico, económico y político, ha permitido que potencias como Rusia, China y otras potencias regionales, celebren Convenios y Acuerdos, económicos, tecnológicos y militares las cuales no sólo crean enclaves económicos y militares, sino que mantienen y fomentan gobiernos ilegítimos a través de “asesorías de represión y la exportación de una cultura terrorista obstructiva, ajena a la cultura occidental, la cual enfilan en contra de países y potencias que no se alinean a los sistemas y posiciones políticas que fomentan estos “inversores”. Este escenario de desinterés económico y político ha sido aprovechado por China Rusia, y en cierta medida, por algunas potencias regionales emergentes.

La gigantesca obra de infraestructura China en Perú, no sólo pretende ser un muelle para el comercio China y de cabotaje o uso marítimo, para algunos países Latinoamericanos, ello persigue también la construcción de una fábrica de automóviles eléctricos y la explotación de minerales esenciales para baterías y semiconductores a nivel mundial.

Se desconocen los términos de este Acuerdo entre China y Perú, lo que sí es cierto es que el control portuario estará bajo la dirección y administración de China por un largo tiempo. Tampoco se sabe qué papel jugaron las instituciones políticas del Perú y la sociedad peruana sobre este proyecto que podría cambiar transversalmente la sociedad, la economía, el ambiente y la política en Perú. A la sociedad peruana sólo se le ha informado a través de detalles y micros publicitarios grandilocuentes y edulcorados, de qué el proyecto Canchay es una obra de ingeniería China, que traerá múltiples fuentes de trabajo y que hará de Perú una potencia regional de cabotaje entre Sudamérica, China y parte de Asia, pero no se ha divulgado, el tiempo de control y administración por parte de China.

 Tampoco se conoce de cómo afectaría políticamente la soberanía territorial y la alternabilidad democrática del Perú. Recientemente, países como Argentina e Italia revocaron acuerdos sobre proyectos similares celebrados con China a raíz del efecto presión, que surgió con el gasoducto Nord Stream de Rusia, donde Rusia prometió gas barato a Alemania y a gran parte de Europa de gas barato y construyó uno de los gasoductos más grandes del mundo, pero con la obligación de suministrar el gas, siempre y cuando la comunidad Europea no se opusiera a la invasión de Ucrania y a las sanciones en contra de Rusia aprobadas por el mundo occidental.

El mega proyecto portuario de China conocido como Canchay se parece en su momento, a lo que fue la construcción del Canal de Panamá en el cual Estados Unidos se arrogó la facultad de administrar, supervisar y tener soberanía territorial en ese país.

China, Estados Unidos y Europa mantienen una guerra económica en el cual los países europeos como Alemania y los Estados Unidos han impuesto tarifas arancelarias a los bienes y servicios qué China produce en forma industrial barata, gracias a que las fábricas de productos bienes y automóviles son subsidiados por el Estado comunista Chino y no son producidos por los esfuerzos del sector privado, como sucede en el mundo occidental.

China ha respondido a los aranceles a sus productos con la herramienta económica de inversión y tecnología como factor de entrada en países subdesarrollados pero con grandes recursos naturales, pero también con fines geopolíticos a largo plazo.

En este enfrentamiento económico China ha venido haciendo inversiones, construyendo infraestructuras económicas donde evocan la vieja política de la ruta de la seda, pero que no es más que una expansión geopolítica económica, tecnológica de China, para consolidarse como potencia mundial.

La inauguración de este mega proyecto llamado el puerto de Canchay fue oficialmente inaugurado por el Presidente Chino y la Presidenta del Perú, aprovechando como plataforma de lanzamiento la cumbre mundial asiática de la APEC, donde están presentes más de 21 países que representan el 68% del Producto Internacional Bruto (PIB) del mundo.

La inauguración de este proyecto en pleno desarrollo de esta cumbre no sólo tiene un significado económico, sino un interés geopolítico audaz ante el mundo, donde se vislumbran graves enfrentamientos económicos entre China y el mundo occidental.

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