Alcides Pérez | Un Soldado  de Dios en Ciudad Bolívar

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*** Su vocación por ayudar al prójimo es algo que Alcides Pérez lo hace con bondad, amor y desinterés alguno.

Visitando a los niños enfermos en el.Hospital Ruíz y Páez. Fotos Yanitza Martínez.

Yanitza Martínez CNP 19.403 /SNTP 8.344. IG @yanitza.martinez4 – Dentro de la población mundial existen seres humanos bondadosos de corazones nobles, y quienes están dados a ayudar al prójimo, sin pedir nada a cambio o sin remuneración alguna. Son empáticos, por alguna situación que hayan visto o que les haya tocado vivir, bien sea a ellos o algún familiar cercano.

Uno de esos seres humanos, es Alcides Pérez, un hombre trabajador , de cabello cenizo, de aproximadamente una estatura de 1, 67 mts, un guairense con esos ojos llenos de esperanzas, y también con un ánimo envidiable. Siempre muestra buena actitud, y transmite buena vibra; en una oportunidad se le espichó un caucho de su camioneta y con serenidad tomó las cosas con calma, para resolver lo ocurrido, porque no cargaba caucho de repuesto, se imaginan como viera actuado otro en su lugar! . 

Éste padre de familia, siempre se ha caracterizado por ayudar a la gente, esa es la escencia de éste gran ser humano. Cualquier que ande al lado de Alcides, vería la vida igual que él, esa donde en esta tierra hay una misión que cumplir, y esa es ayudar a las personas, sobre manera las que se encuentran con situaciones de salud que a cualquiera lo desmorona, y es que él entiende perfectamente a la gente ante una situación de enfermedad, porque él también lo vivió con su hija María, la princesa de la casa.

Alcides vive junto a su hija María y su esposa la señora Betty Rodríguez, residen en un hogar humilde, pero cálido y con varias plantas de cambur, plátano y otros frutales y plantas medicinales, que conseguimos en un costado de la casa, ubicada en la comunidad de Vista Alegre II, parroquia Catedral, Ciudad Bolívar, estado Bolívar, Venezuela.

Ayudar es parte de las actividades cotidianas que realiza Alcides Pérez , como voluntario social.

De la Guaira para Bolívar 

Un marino mercante, nativo de la Guaira, Venezuela. Quien a la edad de 27 años por circunstancias de la vida cambia de región y llega a la calurosa e histórica Ciudad Bolivar, junto a su esposa. A los 33 años de edad, él y su esposa procrearon a María, quien nació hace 17 años, una jovencita con un pelo hermosísimo. Unos ojos vivos y brillantes como dos luceros, sonrisa dulce como su papá, con actitud extremadamente positiva. 

Hace tres años un giro de 360 grado, llegó a la familia Pérez Rodríguez. Todo padre desea la mayor felicidad para sus hijos, no quiere que nada malo les pase o que alguien los toque para hacerles daño. Pues una enfermedad casi les arrebata la vida de María, lo que menos se imaginaban, ver a su dulce María afrontando un tumor cancerígeno agresivo, en una de sus piernas. Aterrador verdad! 

Esto sucedió cuando su hija tenía apenas 14 años, nada fácil para un adolescente, tampoco para Alcides y su esposa. Al conocer que le fue diagnosticado el cáncer a su hija. No fue nada grato la noticia, entra Alcides junto a su familia en un proceso de cómo iba a afrontar la situación, desde todos los escenarios, en lo económico, emocional y familiar. Cualquier ser humano como padres caen en depresión, llanto, o cualquier otra reacción que le genere, al conocer tal situación. Fíjense pero la misma María daba ánimo a sus padres. En todo el proceso que vivieron, quimioterapia, tratamiento y convivencia familiar.

A pesar del tratamiento, para frenar el cáncer de su hija en primera instancia hubo que amputar la pierna. Se imaginar los ánimos de Alcides y su esposa, fueron muchos meses, días y noches que oraban con mucha fe, para dar por superado este proceso. Siempre estuvieron aferrados primeramente a Díos, como creyentes de Él, y también en la ciencia médica. Gracias a Dios María le dió jaque mate al cáncer y hoy siguen juntos.

Alcides siempre fue un pilar de apoyo para su hija María, la llevaba a todas sus terapias, igual que al liceo donde estudiaba. No vio muchas clases porque en ese tiempo llegó la pandemia a Venezuela.

 Durante el tratamiento de María, como eran demasiados medicamentos y otras cosas que requería para su hija, Alcides se volvió un mendigo, pedía para ella y también para otros niños. Con este fuerte proceso que atravesó, lo llevó a ayudar a otros niños y jóvenes vulnerables ante este tipo de situaciones de salud.

Un soldado de Dios

Hace más de dos años, Alcides se convirtió en un trabajador social voluntario, donde a diario visita el Hospital Ruiz y Páez, para conocer los casos de cada niño y adolescentes que están recluidos allí, y ver de qué manera los puede ayudar. 

Su vocación por ayudar al prójimo es algo que Alcides Pérez lo hace con bondad, amor y desinterés alguno.

«La recompensa la da Dios. Mientras podamos ayudar a otros que estén atravesando alguna condición de salud, eso nos ayuda a ser empáticos. Y esa solidaridad se fortalece cuando algún familiar de uno también ha pasado por situaciones diferentes difícil en su salud», refiere Alcides.

Quizá al leer la historia les entra la interrogante, y dirán ¿cómo hace Alcides si él no es médico, ni es millonario para dar aportes económicos que ayuden a los pacientes con sus tratamientos? Buena pregunta verdad. 

Éste hombre con calidad humana es «Un soldado de Dios», Así cariñosamente le dice la Dra. Diana Venezuela, quien preside una de las fundaciones donde Alcides hace los enlaces de su acción social, voluntariamente, en dar reporte de los casos de los niños y jóvenes con cáncer y otras enfermedades, para buscar esa ayuda junto a la fundación La Mirada de Andrés, además de otras fundaciones y otros colaboradores que ven la buena voluntad de Alcides de ayudar sin egos ni menos precio a la gente que requieren este tipo de ayudas médicas.

También siempre está presto cuando hay las jornadas que llevan las fundaciones donde él voluntario, les ayuda a repartir bolsas de alientos, y también siempre vive dando aliento a esos padres que están alli con sus hijos, en el hospital.

Parece un Ángel, sus acciones alentadoras trata de motivar, tanto a niños y jóvenes que padecen una de las enfermedades más letales como lo es el cáncer y otras enfermedades patológicas, también llena de ánimo a sus padres (Al visitar el hospital Ruiz y Páez, Desde que vemos a Alcides entrar al estacionamiento de la entrada del hospital, pareciera que como viéramos a un alcalde, desde que entra saluda respetuosamente a todo mundo, es muy sociable, y aunque no es personal del hospital, ya todos lo conocen, y lo ven y aprecian como un trabajador más, por su vocación de voluntario. 

Es tanta las veces que Alcides va al hospital, y no porque esté enfermo, sino es para ver a los niños que están en el área de los niños del oncológico.

Su esposa la señora Betty le dice siempre: tu entregas el corazón demasiado, con lo que haces! exclamando, pero es algo que Alcides decidió hacer por su propia voluntad, siente que servir a los demás es una buena acción que deberían tener más los seres humanos. Ayudando a otro también siente que se está ayudando a él.

Alcides dedica tiempo a su trabajo dónde es mecánico, en la policía del estado Bolívar, pero también es jefe de Ubch de su comunidad, pero también el tiempo le rinde y lo distribuye, se ayuda con su camioneta, pasa trasladarse más rápido y hacer más ligero este trabajo que hace con tanto amor, aunque ya los cauchos se les ve un tanto liso. .

Lo que hace este soldado de Dios, no lo ve como rutina, por el contrario, lo ve como la labor humana de un buen samaritano. Donde ayuda desinteresadamente porque su recompensa vendrá desde lo alto

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