El retorno de Donald Trump, un paso a una Nueva Guerra Fría o una Alcabala al Populismo Radical Moderno

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Análisis de la cultura de la sociedad norteamericana, ante el retorno de Donald Trump, elaborado por Óscar Ceballos. Abogado UCV, Politólogo MD. Especialización en Administración Pública. Ohio University Athens Ohio. Ex Inspector de Tribunales.

El retorno al poder político de Donald Trump, tiene muchas lecturas con diversas connotaciones, que van desde las más ridículas y escalofriantes hasta las más serias y fundamentales corrientes políticas. El retorno al ejercicio del poder político suele ser percibido, más en forma emocional que racional, también la victoria suele ser ignorada como el producto de una corriente política latente, que entraña una respuesta cultural y social ante el país y el mundo exterior.

En este caso las hipótesis y análisis de diferentes enfoques, permiten darle una explicación política y sociológica al hecho político del retorno de Donald Trump al poder político.El suscrito analizará este hecho político a la luz de la idiosincrasia y el gentilicio que como filosofía rige la cultura norteamericana y a la luz de la personalidad del entonces candidato Donald Trump ligeramente.

El suscrito intenta hacer un análisis sociológico y político, no estrictamente personal de Donald Trump, para intentar comprender social y políticamente este hecho del retorno y demostrar que el hecho no obedece a un simple cambio de representación democrática bañada de propaganda, sino a una filosofía y cultura que caracteriza a la sociedad y al Estado norteamericano, cuyos procesos sociales y políticos se mueven en una línea sinuosa de altibajos, donde la economía y el ideal libertario son el denominador común o pivote de la sociedad norteamericana, que se conjugan peligrosamente redundando o incidiendo en su estatus como país hegemónico en el mundo, en especial con las potencias mundiales como Rusia y China y las potencias regionales emergentes como la India, Irán, Korea del Norte y Turquía. Dentro de ese contexto endógeno y externo, el suscrito hace este análisis de la siguiente forma.

A decir verdad Donald Trump no es ningún filósofo ni poeta, ni estadista, es más, su lenguaje corporal, extravagancias y palabras, generalmente son crudas, lo que en sí mismo entrañan conflictos. Donald Trump es un hombre práctico organizado y conservador. Desde su primer intento por llegar a la Casa Blanca, Donald Trump ha sido satanizado política y judicialmente por sus adversarios. La conducta reactiva y personalidad de Donald Trump han contribuido a que sea combatido, por propios y extraños, incluyendo a los adversarios políticos de su propio partido.

Los medios de comunicación en su contra han tratado de exponerlo al escarnio público y liquidarlo moralmente. Sin embargo, la imagen de Donald Trump representa la de un hombre emprendedor determinado, a luchar en forma obstinada y perseverante, para lograr sus objetivos, aún en medio de escenarios opuestos y conflictivos tanto económicos políticos y judiciales, que se le oponían a sus propósitos de alcanzar la Presidencia.

La obstinada perseverancia de Donald Trump le ha traído admiradores y enemigos gratuitos, que han intentado eliminarlo moral y físicamente, dentro y fuera del país, desde que llegó a la Presidencia por Primera vez. La obstinada perseverancia de Donald Trump por alcanzar sus objetivos, al final le consolidó simpatías, no sólo de sus partidarios como era de esperarse, sino también de sus detractores políticos y económicos.

Sociólogos, Psicólogos y Politólogos, manifiestan estar de acuerdo que los constantes ataques en su contra nunca lo amilanaron, terminando por hacerlo más fuerte y respetado, hasta por sus propios adversarios, en una especie de resultado paradójico no fácilmente previsible.

La cultura norteamericana entraña desafíos y retos, para una gran parte de hombres y mujeres en diversos campos, ocupaciones y profesiones, buscando alcanzar sus sueños o materializar sus proyectos de vida, en forma perseverante, muchas veces con tenacidad e irreverencias a lo tradicional, donde muchas veces pierden su vida o su libertad, antes de alcanzar sus sueños. Mohammed Ali, Madonna Ronald Reagan y otros en diferentes campos, encarnaron la cultura de retos y desafíos de la sociedad norteamericana, donde Donald Trump se hizo un personaje excepcional.

La cultura norteamericana recoge en forma perseverante, la filosofía del trabajo individual, independiente y el ideal libertario y emprendedor, que al final tutelan la propiedad, el trabajo y la libertad, como un valor individual y social sacrosanto, propio de la cultura del ideal libertario norteamericano, que si bien no es perfecta y absoluta, ello estimula al hombre y a la mujer al trabajo, la propiedad al emprendimiento, al estudio, no aceptando una dependencia del prójimo ni del Estado, sino es para trabajar y vivir de forma independiente.

Es una cultura o filosofía del emprendimiento, del hombre trabajador, donde intenta materializar su proyecto de vida. Una cultura donde cada individuo, cada hombre y cada mujer, con su trabajo y sus acciones, son como las piezas del reloj, donde cada quién contribuye con su trabajo para así dar la hora a ese reloj llamada sociedad norteamericana, independiente y libertaria.

Esta filosofía política y social de la sociedad la representa el entonces candidato, Donald Trump en estas elecciones, donde sin el mismo sin entrar en filosofías, explica esa corriente, por no ser filósofo ni letrado, su exposición, en una evaluación del antes y el después, social y económico, en contraposición a una política de gobierno dependiente, subsidiada por el Estado a estudiantes y profesionales, como lo planteaba la candidata presidencial.

El suscrito cree que la candidatura de Donald Trump encarnó una corriente política, no sólo de la cultura y religión norteamericana, sino también el de una política de protección, al esfuerzo de bienes y servicios, hechos en América con tecnología y mano de obra nacional, para así romper el Caballo de Troya, que significó la mudanza de las empresas de Estados Unidos por una mano de obra barata en otros países, en especial con China lo cual trajo efectos colaterales, económicos laborales, sociales y de seguridad para el Estado norteamericano. Estados Unidos fue un ejemplo mundial de estas políticos económicos equivocadas, cuando permitió que China produjera, con mano de obra barata.

El resultado a largo plazo fue, que China violó los derechos de propiedades intelectuales de invenciones de bienes y productos, convirtiéndose en un gran Estado manufacturero a gran escala y en serie.

El traslado de producción por la mano de obra barata hacia China le trajo Boomerangs a largo plazo a la economía de los Estados Unidos, en términos económicos, políticos y militares. China no sólo violó los derechos intelectuales y de propiedad sobre tecnología, sino también logró crecer y competir con el propio Estados Unidos, convirtiéndose en una potencia económica con las herramientas prestada por los Estados Unidos. Esta situación la ha afirmado y condenada Donald Trump en su campaña como un hecho que el recuperará.

El milagro económico Chino no surgió de la revolución cultural comunista China, ni del apoyo de Rusia que era su enemigo, a pesar de compartir la misma ideología, sino fue mediante la ayuda de Estados Unidos que erróneamente implementó una geopolítica, intentando aislar a Rusia geográficamente de China. Este error geopolítico fue puesto en práctica por los Estados Unidos por el gobierno de Richard Nixon.

El gobierno norteamericano no pudo prever las consecuencias políticas económicas y militares de esta política exterior hacia China a largo plazo.El ofrecimiento de Donald Trump de hacer grande América otra vez, no solo representa y encarna una cultura y filosofía del hombre emprendedor, del hombre trabajador, sino la protección mundial de la economía y seguridad del Estado en contraposición al ofrecimiento de un gobierno paternalista subsidiario, que hace ofertas dependientes al hombre libertario, contribuyendo al crecimiento negativo de la economía, bajo la falsa creencia de que el Estado regulará la economía y el individuo se beneficiará en términos de igualdad, que no es más que una falacia ante el ideal libertario del hombre.

El retorno de Donald Trump al poder político también encarna el retorno de una filosofía conservadora de carácter ético y moral de la sociedad, ante los “mercados de derechos” que ofrece el radicalismo izquierdista, no sólo a minorías, sino también a toda la diversidad del planeta, creando una “cultura woke” de convivencia anárquica a través de una falacia de igualdad y derechos en todas las minorías, en nombre de la libertad, en todas las especies, géneros y sectas del planeta.

El escritor y Juez Federal Robert Bork, en su libro El Renacimiento de Sodoma y Gomorra, describió al “mercado de derechos” para todos, como el decline moral de América y el mundo y exhortó a las religiones, familias, Poder Educativo y Poder Judicial a restaurar el orden ético y moral ante un libertinaje en drogas, prostitución y degradación de las instituciones educativas y políticas ante lo que el denominó “El Renacimiento de Sodoma y Gomorra y el decline Moral de America” que hoy se conoce como la cultura woke. El suscrito cree que la sociedad norteamericana con el retorno de Donald Trump, intenta rescatar la filosofía que subyace en la cultura conservadora norteamericana, que es la familia, el trabajo y la propiedad, como valores sacrosantos de la sociedad norteamericana. Ante un mundo signado por las drogas, la prostitución y el ocio baladí, que el escritor Bork lo denominó el radicalismo individual, que solo piensa gratificarse de los avances científicos y tecnológicos, sin fronteras éticas y morales.

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