La exclusión del Rey de España por la presidenta de México

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Las travesuras de los Gobiernos populistas.

El presidente saliente y su legado al nuevo Gobierno.

Una de las características que más distinguen a los gobiernos populistas del Tercer y Cuarto Mundo, son las excentricidades, la violación de los derechos humanos y la corrupción.

La exclusión de no invitar al Rey de España a la toma de posesión de la recién electa Presidenta de México, no es un acto político exterior de relevancia práctica en beneficio de la sociedad mejicana. La exclusión del Rey de España, obedece a una de las tantas de excentricidades del saliente Presidente de México, que como legado recibe y ejecuta la nueva Presidenta de México.

El Presidente saliente hace muchos meses atrás le envío una carta al Rey de España para que pidiera disculpas y perdón público, por la colonización española en México ocurrida hace más de 200 años. En virtud de la negativa del Rey de España en dar respuesta a dicha carta, la Presidenta entrante, siguiendo instrucciones de AMLO, no invitó al Rey de España a la toma de posesión de su gobierno.

Lo paradójico o cantinflérico de esta exclusión al Rey de España es que sin embargo, la nueva Presidenta invitó a la toma de posesión a otros Mandatarios del mundo reconocidos y cuestionados como represores, invasores, corruptos y dictadores.

Los gobiernos populistas, a falta de proyectos económicos o sociales para luchar contra la pobreza y la corrupción, suelen intentar “reescribir la historia” de los pueblos con retóricas emocionales nacionalistas, para así mantenerse en el poder, que no tienen ninguna utilidad política práctica, ni material, ni espiritual.

Los españoles, los británicos, los holandeses, los Vikingos y muchos otros que colonizaron a muchas regiones del mundo, ya no existen y hoy día las nuevas generaciones no son los mismas que llegaron hace más de 200 años y por lo tanto no culpables. Tampoco es justo penalizar política y moralmente a los hijos de los colonizadores, a menos que sigan con el legado de sus ancestros. No hay dudas que existen enclaves coloniales en el mundo y que su hegemonía es un problema político, económico y social no armado, pero que depende en gran medida de la voluntad de sus habitantes y sus gobiernos en forma pacífica.

No hay regreso a la historia pasada, ni la historia cobrará vida ni se restaurarán la injusticias ocurridas hace siglos, por el perdón y la disculpas a las injusticias de nuestros antepasados. Tampoco el perdón o las disculpas conminadas no funcionan ni son espontáneas.

Las únicas conquistas o invasiones armadas de hoy día que se deben evitar, son las que se desarrollan en Ucrania y el Medio Oriente, en Sudán. De manera que exigirle al Rey de España o al de Inglaterra disculpas o perdón público por un hecho ocurrido hace más de 200 años es una extravagancia de carácter político poco serio, que solo le sienta bien a las religiones como acto de “mea culpa” o arrepentimientos espirituales del pasado cercano y lejano.

México desde hace mucho tiempo su población y sus fronteras geográficas sufren una de las migraciones más diversas del mundo.

Así como también México enfrenta una inseguridad jurídica y social sin precedentes, por las bandas armadas del narcotráfico y la trata de personas, que han horadado a todas los cimientos de las instituciones mexicanas.

A estos graves problemas los gobiernos mejicanos no le han encontrado solución y se encuentran sumidos en una política regionalista y cultural inútil. El Presidente saliente a falta de soluciones pregonó siempre el pasado como culpable, a falta de soluciones a los problemas presente.

A esta política se le ha denominado “reescribir la historia” Los gobiernos populistas y autócratas se refugian en el pasado.

El suscrito cree que esta posición política errada del pasado, pretende ser dejada como legado por el Presidente saliente a la nueva Presidenta.

Esto es una prueba de fuego a la independencia política de la nueva Presidenta de México.

Así como también cree el suscrito que el romántico y errático Presidente saliente, le ha dejado a la Presidenta entrante otros “legados” desde donde intenta controlar a la nueva Presidenta, desde el Congreso mejicano.

El legado de la Ley de Reforma Judicial donde se le permitirá a la población elegir a todos los jueces y ministros es un acto sin precedente, no sólo contra la independencia del Poder Judicial, sino también un acto de control político al nuevo gobierno, por el Presidente saliente.

Ahora bien, excluir al Rey de España de la toma de posesión por la nueva Presidenta, no sólo es un acto o desaire diplomático muy bien mal pensado, por el saliente Presidente contra España. Al invitar sólo al Presidente de Gobierno de España y no al Rey de España, intentó provocar un enfrentamiento institucional de poderes en España.

 Este acto o desaire diplomático puede tener diversas lecturas, tanto para el Parlamento español como para la Monarquía Constitucional Española. Afortunadamente el Presidente del Gobierno y la oposición española han fijado claramente una oposición política de unidad y de representación de una sola España, que desmonta a este legado extravagante que intenta utilizar a la Presidenta entrante como una herramienta de velada conspiración contra España y sus instituciones, pero también como un legado de control político contra la entrante Presidenta de México.

Esta siniestra extravagancia del Presidente saliente, si bien crea fricciones políticas, no romperá los lazos políticos, culturales y económicos entre España y el país mejicano. El suscrito cree que el Presidente saliente a través de todas sus travesuras y extravagancias, ha quedado muy embriagado por el Poder, cosa que se le observaba visiblemente en sus tertulias mañaneras y ahora se niega a abandonar el poder político.

La nueva Presidenta deberá demostrar no sólo su calidad de estadista, sino que ejercerá la Presidencia en forma autónoma e independiente.

Existen otras extravagancias y travesuras del embriagado Presidente saliente, en política exterior, en el combate al narcotráfico y en la migración que intenta dejarle como “legado” a la Presidenta saliente, y que funcionará como una especie de bridas y gringolas en el ejercicio del poder político a la Mandataria Claudia Chimbau.

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