En México ha sido aprobada la Ley de Reforma Judicial, que establece que todos los Jueces, incluyendo a los Magistrados del Tribunal Supremo, serán electos por votación popular, en esta ley se incluyen también lo elección por voto popular a los Ministros del Ejecutivo Nacional.
Como es sabido en forma tradicional y casi mundialmente, los jueces son electos por la llamada votación de “segundo grado”, que consiste en que el legislativo u otro organismo designan y nombran a los Jueces y Magistrados, a través de estas instituciones y no por el voto directo popular. Generalmente la designación de Jueces en forma tradicional, es cuestionada , señalando que los mismos obedecen a intereses políticos partidistas o de distribución de cuotas de poder.
Las designaciones de jueces por el sistema de elecciones de segundo grado, teóricamente asumen, que las mismas se basan en el mérito de cada candidato a Juez a través de concursos de credenciales o concursos de oposición. Todo ello con la finalidad de asegurar, por lo menos teóricamente. la idoneidad y competencia de cada Juez.
El sustrato filosófico e histórico de estas designaciones, se fundamenta en las máximas aristotélicas y platónicas, de que solo los sabios deberían de gobernar. Tanto Aristóteles como Platón afirmaban que el Poder era de los sabios y de los ricos y muchas veces sarcásticamente afirmaron que los sabios gobernaban y los ignorantes le seguían y que la democracia era el poder de los indigentes. Cualesquiera que sean las opiniones de los filósofos griegos lo cierto es que el Poder Judicial de México atravesará por un desafío o reto, que solo el tiempo podrá decir, si fue acertado una elección popular para elegir los Jueces en el Poder Judicial o un fracaso político.
El Poder Judicial de México y sus organismos auxiliares, están considerados como uno de los más corruptos del planeta. De todos los casos investigados por la policía y el Ministerio Público solo el 3% ingresan al conocimiento de Tribunales, debido a que son negociados monetariamente, por estos organismos de la Justicia mejicana.
El saliente Presidente de Méjico, aprovechando la mayoría legislativa que obtuvo el nuevo gobierno entrante, propuso un proyecto de ley de Reforma del Poder Judicial, para elegir los Jueces, por votación popular directa el cual fue aprobado. El Presidente saliente piensa que la elección popular de Jueces, al lado de una política de “abrazos y no balazos”le pondrá freno a la pandemia del retardo y la corrupción judicial y la Justicia y la seguridad social brillará espontáneamente, sin leyes duras y amenazas.
El suscrito cree que la corrupción Judicial y la seguridad social, no se encuentra necesariamente en la designación de los Jueces por el pueblo.
Una sana Administración de Justicia pasa, al lado de la idoneidad y el conocimiento jurídico, por un buen salario, la estabilidad laboral y una inspección disciplinaria sancionadora en todos los procesos de la Administración de Justicia, incluyendo a todos sus órganos auxiliares. Paralelo o concomitantemente con esto, es necesario una reforma profunda de la normativa o leyes de carácter material y adjetiva en los procesos de Administración de Justicia. La elección por vía popular directa enfrentará diversos obstáculos y factores de influencia, como lo son el narcotráfico, la cultura subyacente del mexicano y la politización de la justicia, en un escenario parecido a la de las luchas políticas por la toma del poder político, donde todo es válido para ganar.
La elección de Jueces por vía popular directa, puede conducir a una Administración de Justicia popular artesanal y no de carácter legal y procesal.