Los trastornos psicológicos no se reducen solamente a los adultos o familias disfuncionales, en menores de edad representan una problemática creciente y preocupante.
Tres de los trastornos más comunes en la infancia son la ansiedad, el trastorno de conducta y la depresión infantil.
Estas condiciones, lejos de ser recientes, están profundamente arraigadas en una cultura de negación hacia la salud mental.
El trastorno de ansiedad en niños se manifiesta a través de preocupaciones excesivas y miedos irracionales que interfieren en su vida diaria.
Temas como los gastos del hogar y padres ausentes, exponen a los niños a altos niveles de estrés.
El miedo a la violencia y la separación familiar son factores que propician el desarrollo de este trastorno a través de la culpa.
Por otro lado, el trastorno de conducta, caracterizado por comportamientos agresivos y desafiantes, encuentra su origen en ambientes familiares disfuncionales y en la falta de apoyo emocional.
El abandono familiar, la violencia doméstica y la falta de recursos contribuyen a la aparición de estos comportamientos.
Los niños crecen en un entorno donde las normas y los límites son difusos, lo que fomenta la rebeldía y la agresividad.
La depresión infantil es otro de los trastornos comunes, con síntomas como tristeza persistente, pérdida de interés en actividades y cambios en el apetito y el sueño.
La carencia de oportunidades genera también un clima de desesperanza que afecta fuertemente a los niños.
Además, la migración de familiares deja a muchos menores en un estado de abandono emocional.
La negación hacia la salud mental es un fenómeno cultural que agrava estas problemáticas.
El miedo a ser criticado lleva a muchos padres a esconder estos problemas por años. La necesidad de un cambio busca reconocer y abordar los trastornos psicológicos para mejorar la calidad de vida.
Romper el silencio permite un ambiente donde cada vez serán menos los abusos hacia la infancia. Con Información IG @elupatense.news